Sentado en su escritorio, el hombre no lo podía entender. Cerró sus ojos.
Cuando volvieron a hablar el 2023 después de años, fue sintiendo curiosidad por conocer más de esa persona que aparte de simpática se veía bien interesante. Un pequeño torrente de Interés había nacido. Con el tiempo fue descubriendo un nuevo torrente pequeño: de Admiración, que iba creciendo cada vez que hablaba con esa muchacha arcoiris. De la noche a la mañana dos repentinos torrentes en paralelo ya corrían por su interior y con los días crecían sus caudales.
Cierto día que recordaba perfectamente, dichos torrentes cambiaron su rumbo y se unieron formando un gran torrente, al mismo tiempo(!) Que otro torrente nacía con una fuerza inusitada que inevitablemente iba a absorber los otros cauces. Dicho torrente era de Cariño.
El resto de la historia navegó indemne por el cauce de la vida, como si desde siempre hubiera estado escrito en un libreto y fuera imposible otro desenlace. Una semana tardó el torrente Cariño en absorber la reciente unión de los caudales Interés y Admiración. Como resultado se generó un torrente avasallador, que crece y crece cada día, que no tiene tope y que recorre todo su cuerpo produciendo una sensación de bienestar que hace verde el más gris de los días. A este nuevo torrente le llamó Amor.
Cosas como el almuerzo del jueves, en el que la muchacha arcoiris tuvo la oportunidad de mostrar lo genial, inteligente y valiosa que era, producían un aumento explosivo del caudal de ese torrente llamado Amor. Si nos remontamos a los orígenes del Río Amor, estaba aumentando el caudal: del Interés, al encontrar cada vez más interesante su escencia y sus aptitudes; de la Admiración, por lo que es capaz de lograr con su inteligencia y simpatía; y por supuesto del Cariño, por saber que toda felicidad proveniente de esta dama colorida la compartía y la disfrutaba.
El torrente ruge aguerrido, haciéndose notar, arrasando con sus sentimientos a su paso y sin intenciones de deternerse.
Sentado en su escritorio, el hombre ya lo podía entender. Abrió sus ojos.
Se había enamorado.